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País de la Ausencia

By aver@rauliano
Al amanecer, me duermo -cuando mis cabellos caen- como la madre del hijo rota del Aire
Amo las cosas que nunca tuve, con otras que ya no tengo. Yo toco un agua silenciosa, parada en pastos friolentos
Cuando mañana despiertes no hallarás lo que hallabas y habrá una tierra extendida, grande y muda como el alma
De tanto albergar nido, de tanto albergar canto
Donde estaba su casa sigue
como si no hubiera ardido.
Habla sólo la lengua de su alma
con los que cruzan, ninguna
Donde estaba su casa sigue
como si no hubiera ardido
En sus lechos penan los hombres, metales blancos bajo su forro
Habla sólo la lengua de su alma, con los que cruzan, ninguna
Hacía años que no paraba, y hacía más que no dormía
La vida (un viento) pasa por tu vasto follaje, como estancamiento, sin violencia, sin voz
Me han traído a país sin río
Me nació de cosas que no son país; de patrias y patrias que tuve y perdí; de las criaturas que yo vi morir; de lo que era mío y se fue de mí
No pesa el techo a mis espaldas, no cae el muro a las rodillas
Pero no pasan los alientos, pero el brazo no va a los brazos y el pecho al pecho nunca alcanza
Por qué te llevaron tan lejos que no se la alcanza. Y si me acudía siempre, por qué no responde y baja.
Porque yo tengo y ellos tienen muro yerto que vuelve el torso, y no deja acudir los brazos, ni abre al amor deseoso
Que nunca cuenta y que si nos contase sería como el mapa de otra estrella
Quisiera hacer las marchas sonriendo
Sentí el aire, palpé el agua y la Tierra. Y ya regreso
Si yo te odiara, te daría en las palabras, rotundo y seguro
Son lameduras azules, que da la plata en los pechos
Soy cual surtidor abandonado que muerto sigue oyendo su rumor
Tú no esquives el rostro, tú no apagues la lámpara. Tú no sigas callando
Tal vez morir sólo sea ir con asombro marchando entre un rumor de hojas secas y por un parque extasiado
Te acostaré en la tierra soleada con una
dulcedumbre de madre para el hijo dormido
Todavía siento extrañeza de no apartar tus naranjas y comer tu pan sobrado y de abrir y de cerrar por mano mía tu casa
Uno, torcido, tiende su brazo inmenso y de follaje trémulo
Y no supe guardarlos, ni entendía que oprimirlos era amarlos
Y se murió el Mar una noche, de una orilla a la otra orilla; se arrugó, se recogió, como un manto que retiran

El libro “País de la Ausencia” constituye una reflexión visual y poética de la sensación y concepto de ausencia. Fotografías mías se enlazan con la obra de la premio nobel chilena Gabriela Mistral. Imágenes y poemas entren en un diálogo que no es literal, sino metafórico y sensitivo, generando una atmósfera común.

El nombre de este libro (editado en 2010) se extrajo del poema “País de la Ausencia” del libro Tala, de Gabriela Mistral. Escogimos este nombre porque reúne los elementos esenciales del libro: Chile, la ausencia y a Gabriela Mistral.

Al retratarse la ausencia, necesariamente se evidencia su contraparte: la presencia se esboza en la ausencia y la ausencia en la presencia. Es una relación dialéctica que recorre a lo largo el “País dela Ausencia” (¿y la realidad?).

Las fotografías de “País de la Ausencia” muestran diferentes lugares del territorio chileno. Circunscribo este recorrido interno y externo a la realidad de Chile, en su dimensión humana y natural. De esta forma accedemos, a través de imágenes de un territorio, a un “espacio psicológico” mistraliano.

En este libro, procuro retratar espacios universales más que marcar puntos geográficos específicos. Los extractos de poemas de Gabriela Mistral incluidos en el libro fueron seleccionados por el escritor Fernando Pérez, por considerarlos retratos poéticos de la ausencia -en ocasiones de forma muy sutil- y por mostrar una relación literario-visual con las imágenes. Así, cada poema fue minuciosamente escogido para cada fotografía, a veces tras largos debates entre Fernando y yo. Obviamente, esto presupone una subjetividad considerable, constituyendo una arbitraria relectura de la poesía de Mistral.

Instituto Cultural de Providencia. Santiago. Chile. 2010

Museo Gabriela Mistral. Vicuña. Chile. 2010